Número 5, 2017 (1), artículo 8


El problema de la ‘vida’ en Ortega y Gasset


Alfonso Olivé Pérez

Exjefe del servicio de alergia del hospital de la Santa Cruz y San Pablo. Barcelona




RESUMEN
Ortega defiende la radicalidad de la vida y la necesidad de una nueva razón, la razón vital, para encajar la "vida" en el pensamiento, aunque lo hace sin renunciar a la ontología estática. La razón vital es solo un enunciado que morirá cuando Ortega lea y comprenda a Heidegger.


TEMAS
Ortega Gasset · raciovitaismo · razón vital · realidad radical · vida



Ortega considera que la realidad radical es la vida y supuestamente pretende desarrollar su filosofía en torno a este supuesto.

Con todo hay, al menos, dos maneras de ver el problema de la vida en Ortega: (a) aceptando la filosofía dominante en su tiempo, la fenomenología, intentar que el concepto "vida" tenga cabida en ella. La principal dificultad es que tanto el racionalismo como el idealismo, aspiran a obtener verdades que sean eternas, mientras la vida es un fluir, un permanente cambio; b) la otra opción es intentar construir una filosofía, Ortega aspira a un sistema, cuyo fundamento sea la realidad radical, la vida y, partiendo de este concepto, construir una visión totalizadora del mundo.

Si este segundo aspecto era el que guiaba su filosofía, no fue capaz de desarrollarlo. Lo más lejos que pudo llegar fue a exponer algunos problemas que la "vida" iba a provocar en cualquier filosofía basada en una ontología estática, en la línea de Parménides. Si la vida es un continuo fluir, la verdad absoluta no existe, no existe un conocimiento absoluto y, aunque él no lo diga, no es posible creer en un mundo absoluto fuera de nuestras percepciones. La inclusión del concepto "vida" en cualquier sistema filosófico "convencional" implicaba la imposibilidad de su encaje.

Ortega es consciente del problema y tanto en El tema de nuestro tiempo, como en Ni vitalismo ni racionalismo trata de superar el racionalismo (y el idealismo, aunque, en ese tiempo, no incluya como tal la fenomenología), considerando que es preciso construir una nueva razón basada en el continuo fluir dela vida.

El verdadero problema es que no escapa de comprender que lo realmente necesario es abandonar la ontología del ser inmutable y sustancial, en favor de la ontología de Heráclito, en la que el ser es un continuo fluir. Solo con una concepción de este tipo es posible encuadrar el flujo vital en un mundo en continuo fluir. O de otra manera, hay que olvidarse de la fotografía por el cine o el vídeo.

Para nuestro autor El tema de nuestro tiempo es la obra en la que desarrolla su "razón vital". La obra, sin embargo, no es unitaria: los primeros capítulos `pertenecen a las lecciones que dictó en 1921.  En la obra hallamos el inicio del tema de las generaciones que desarrollará años después en En torno a Galileo y el capítulo III, así como el último capítulo son los únicos en aproximarse al problema de la razón vital.  En el capítulo III discute con el racionalismo defensor de una verdad absoluta, fuera de la vida, frente al relativismo, defensor de la ausencia de Verdad y que propone verdades relativas a cada hombre. Ortega rechaza ambas posturas, aun defendiendo que si el hombre, como se racional, está bajo el dominio de la razón, como viviente, está sometido a las leyes de la naturaleza.

En el último capítulo, con el desarrollo de su perspectivismo defiende que, aun existiendo una Verdad, ésta es solo un ideal y cada época posee su porción de verdad y, si hubiera sido suficientemente valiente, hubiera dicho que, en cada época, cada hombre posee su porción de verdad la cual es mudable a lo largo del tiempo vital, lo cual, lógicamente, lo hubiera llevado a defender el relativismo. De cualquier manera, Ortega, por lo menos hasta la lectura de Heidegger, y quizás incluso después, defiende un relativismo atenuado, aunque, después de 1923 tiende a olvidar el perspectivismo. En 1924, en Ni vitalismo ni racionalismo, defiende que su sistema coloca el problema de la vida en el centro de la reflexión filosófica ya que el problema de la vida es el problema mismo del sujeto pensante y es que Ortega, pese a su descubrimiento de la radicalidad del concepto "vida", posiblemente a través de Scheler, todavía vive una atmósfera en la que teme ser visto como un nuevo Bergson, como un vitalista y pretende una filosofía que son dejar la vida, le aproxime a la conciencia, a la filosofía de la conciencia que había profesado entre 1906 a 1915.

Si Ortega desea realmente que su filosofía sea la de la "razón vital", debe ser más explícito que lo que lo ha sido hasta 1924. Hay que esperar a 1932, año que dicta un curso que se conoce como Principios metafísicos según la razón vital. Sin embargo, y creo que esto es fundamental, mientras antes de leer a Heidegger la "vida" es vida no calificada, encarnada en organismos con determinadas propiedades, que por cierto no aclara, ahora, "vida" es biografía, lo que hacemos y lo que nos pasa. Ya no es "vida", es "vida humana individual". Con ello, Ortega ha abandonado la razón vital, ahora su razón es "vital-humana-individual" que camina por la senda de "ser-en-el-mundo" y que desemboca, inevitablemente, en la razón histórica.

Con ello, aun estando encuadrado en la Lebensphilosophia, ha dejado atrás la "vida" radical, lo último y la última verdad.  Si ahora la pretendida realidad radical es la vida humana individual, ha perdido su radicalidad, no es el último elemento fundante resultante de un análisis, pues esa vida humana individual puede descomponerse en "vida", en "humano" y en "individuo". Y allí Ortega se encuentra con nuevos problemas. La vida ya no es "vida", es "vida con mi circunstancia", demasiado parecido con "ser-en-el-mundo", el hombre. ¿Qué es el hombre para Ortega? Si rechaza su animalidad ha de renegar de su obra anterior, en especial El tema de nuestro tiempo y en cuanto al individuo... tanteará en diversas versiones del Hombre y la gente, demasiado parecidas a la inautenticidad del Dasein.

La lectura de Heidegger marca el final de la aventura de la "razón vital", muerta antes de nacer.



Bibliografía

Ortega y Gasset, José
1923 El tema de nyuestro tiempo. Obras completas. Vol III. Madrid, Taurus, 2012: 559-617.
1924 Ni vitalismo ni racionalismo. Obras completas, Vol III. Madrid, Taurus, 2012: 715-724.
1932 Principios metafísicos según la razón vital. Obras completas. Vol VIII. Madrid, Taurus, 2008: 555-659.


Publicado 05 junio 2017