Número 3, 2016 (1), artículo 14


El lenguaje, casa del ser. Un comentario a Heidegger


Blas Lara Pozuelo

Catedrático jubilado de la Universidad de Lausana, Suiza




RESUMEN
El ser humano es un ser que habla y maneja conceptos en su cerebro. Pero el lenguaje no se limita a desempeñar una "funcionalidad" de comunicación entre seres humanos. Es mucho más. La construcción y la arquitectura del lenguaje penetra la misma esencia metafísica del hombre.


TEMAS
espacio perceptual · Heidegger · lengua · lenguaje y ser · ser



Somos seres en relación

¿Somos los humanos seres lanzados al mundo sin finalidad ni sentido, arrojados como piedras perdidas en el desierto (desolación metafísica que Heidegger llama Geworfenheit)?

Pero el gruñido de un gato cuando se le molesta, pone en evidencia el estatuto ontológico de un ser, el gato, que contrariamente a una piedra, reacciona al entorno, porque está abierto a él. En tanto que ser vivo es algo más que meramente un ser "arrojado" al mundo.

Un paso más. El pajarillo que pía pidiendo comida a su madre, el ciervo que brama en época de reproducción reclamando pareja. Ambos manifiestan una apetencia de "comunicación" de un ser con sus congéneres.

Último paso. El ser humano es un ser que habla y que maneja conceptos en su cerebro, diría la filosofía socrática, lo que es una manera bastante conveniente de definir a la persona humana.

El lenguaje, sin embargo, no se limita a desempeñar una "funcionalidad" de comunicación entre seres humanos. Es mucho más. La construcción y la arquitectura del lenguaje penetra la misma esencia metafísica del hombre. Ya lo dijo Heidegger. El lenguaje construye al hombre. Expresión que hoy cobra más sentido cuando se piensa en la constitución del entramado de conexiones neuronales que la interacción con el mundo produce a lo largo de la existencia, y mucho más intensamente durante la infancia.

 

Cómo es la casa del ser

El ser humano vive a lo largo de su vida sumergido en diferentes entornos. De las interacciones con ellos quedan vestigios almacenados en numerosísimas asambleas neuronales, que son como internalizaciones representativas de fragmentos del mundo exterior. Son redes complejísimas de conexiones, a las que se añaden asociaciones piramidales entre agrupaciones neuronales, a su vez apiladas con memorias de eventos internos, especialmente emocionales. Todos ellos constituyen los ladrillos de la casa del ser, para proseguir con la metáfora heideggeriana.

La producción de la lengua (y de los pensamientos) echa mano de esos materiales de base, entrelazándolos en unidades de sentido.

 

¿Cómo penetrar en esta casa del ser y cómo describirla?

Psicólogos y psiquiatras intentan desde mucho tiempo asomarse a su interior con variados tests. Aquí presentaremos otra tentativa nacida en el contexto de la psicometría.

Aparentemente el número de ideogramas que un chino distingue, conoce y usa está en correlación directa con el nivel cultural de esa persona. Sería ya una forma de medida de algo aparentemente inmaterial como son los contenidos cerebrales.

Prosiguiendo esta idea, los estudios lingüísticos de que disponemos desde hace ya unos años nos permiten ir más allá en la búsqueda de imágenes del yo. (Hablo de las extensiones de los métodos llamados genéricamente MDS, Multidimensional Scaling.)

Alguien puede imaginar que estos métodos constituyen una ilegítima irrupción de la matemática en algo tan inmaterial como el espíritu humano. Se le puede llamar reduccionista a esta tentativa de matematizar los contenidos del cerebro.

El objetivo de este análisis (sumario) es darles a los métodos MDS la relevancia y alcance filosófico que generalmente no se les da, porque los estudios que los utilizan son aplicaciones muy concretas en áreas muy diversas como la sociometría, el marketing, la ecología, y las tipologías de todas clases, por ejemplo, en arqueología, numismática, microbiología, etc.

 

Descripción somera de la herramienta de análisis

No es este el lugar apropiado para hacer una exposición técnica de estos métodos. Nos limitamos, por tanto, a describir para qué sirven, mediante unos ejemplos simples y accesibles.

Ejemplo (clásico en la literatura). Se le pregunta a una persona que estime la proximidad entre una docena de ciudades europeas en una escala de 0 a 10, donde la nota 10 sería adjudicada al par más distante. A partir de sus respuestas se construye un tablero simétrico de proximidades. Con esas solas indicaciones, el programa MDS produce un mapa a escala en el que aparecen los posicionamientos relativos de las ciudades. Y en general aparecerá un mapa correcto con las coordenadas espaciales geográficas que MDS habrá calculado. (Es de notar: tratándose de percepciones, habrá deformaciones mayores en el mapa cuando se trate de ciudades lejanas menos conocidas del norte y este de Europa.)

Es posible ahora, en lugar de ciudades, sustituirlas por objetos mentales -¿sucesos cerebrales?-, como percepciones, conceptos, emociones…

El punto de partida es siempre las distancias o desemejanzas entre objetos (estímulos) tal como las ve la persona a la que se analiza. Se trata, a partir de ahí, de calcular un espacio perceptual capaz de alojar los conceptos que una persona particular maneja -y "en los que vive"-. Para visualizarlo, imaginemos un hiperespacio vectorial en el que se sitúan nubes de puntos. Los algoritmos matemáticos descubren una estructura subyacente. Hay que destacar la estructura y la dimensionalidad de ese espacio perceptual. El número cardinal de sus dimensiones representa la amplitud de miras del sujeto. La interpretación semántica de los ejes geométricos principales indica las orientaciones esenciales del entrevistado.

En otras palabras. El ordenador reconstruye el espacio geográfico interior, con su sistema de coordenadas, incluidas sus deformaciones. En él posiciona además los objetos. Que aquí son ciudades, pero que pudieran ser caras, personajes políticos, sentimientos y muchas cosas más. En resumen, tenemos descripciones de las imágenes del mundo interior que a partir de sus experiencias vitales se ha construido la persona interrogada. Una entidad geométrica –un hiperelipsoide- que recordaría la casa del Ser heideggeriana.

 

La subjetividad de las percepciones

Un ejemplo esclarecedor. Yo deseo ordenar mis libros amontonados para colocarlos en una biblioteca. Si se lo pido a la persona sencilla y sin formación usará unas categorías muy simples para clasificarlos –por ejemplo, el color de los libros, si están escritos en lengua castellana o en otra lengua, si los libros contienen o no símbolos matemáticos, etc.  Si recurro a un compañero de la universidad, las categorías que usaría para clasificar serían más ricas y representativas y en mayor número. La razón de la diferencia es evidentemente la gran diferencia en la percepción del mundo de las ideas. En otras palabras, su Weltanschauung.

Por consiguiente, es posible hacer estudios comparativos que muestren las singularidades de cada cerebro individual, es decir, de sus pensamientos y de sus locuciones. La explicación de las diferencias individuales se halla fácilmente en las especificidades de la biografía de la persona que fue expuesta durante su vida a entornos variados, y especialmente a lenguas y culturas diferentes. Así que la persona es un resonador particular de la cultura en la que se cría y, cuando es el caso, de la pluralidad de culturas en las que posiblemente evoluciona.

(Un detalle curioso. Esta metodología ofrece indicios que hacen igualmente posible cuantificar de alguna manera las inconsistencias lógicas; dicho de otra manera, el grado de incoherencia que de que adolece la persona en su percepción del mundo.)

 

Conclusión

La relevancia del lenguaje y en particular de una lengua concreta es que de mero instrumento de comunicación se erige en dimensión metafísica, en carácter constitutivo de la persona.

Los métodos MDS en el estadio actual de esas técnicas son algo que con benevolencia y nadando en la metáfora heideggeriana podría contemplarse como una pálida huella o una imagen del Yo, la casa en la que habita el ser de cada analizado. Habría que preguntarse hasta dónde podrá llegar en unos años la radioscopia del Yo con las futuras extensiones de estos métodos. En ese momento nos toparemos con la inevitable cuestión filosófica de los límites. ¿Una modalidad más de reduccionismo científico?

 

Corolarios

Las consideraciones que preceden sugieren otras importantes pistas de reflexión:

1. Las particularidades de las lenguas (léase español, francés, inglés, alemán, italiano…) explican en amplia medida las diferencias características de la producción cultural de esos países a lo largo de la historia.

2. El plurilingüismo configura y enriquece el cerebro del niño.

3. El plurilingüismo conduce a la relativización de los propios conocimientos. Y de ahí, a la flexibilidad y tolerancia para con otras formas culturales.


Publicado 25 mayo 2016