Número 13, 2021 (1), artículo 7


Una democracia desde la deconstrucción


Sandro Paredes Díaz

Universidad Católica del Maule, Talca, Chile




RESUMEN
La noción de democracia de las sociedades liberales contemporáneas está sujeta a las condiciones de posibilidad del liberalismo. El ensayo interpreta la democracia desde la perspectiva de la deconstrucción de Jacques Derrida, la que opera como un dispositivo de liberación de la democracia que nos la devuelve como promesa.


TEMAS
deconstrucción · democracia · Derrida · liberalismo · promesa



1. Introducción

La democracia en las sociedades contemporáneas, especialmente en América, se han visto amenazadas en el último tiempo por el ascenso al poder de líderes populistas de los cuales se sospecha en qué medida valoran este tipo de gobierno. Junto a este populismo se puede apreciar cierto tipo de nacionalismo que intenta reivindicar la figura de un estado nacional que justifica de manera no declarada el rechazo al extranjero y a toda política de inmigración que sea fraterna. Unido a lo anterior, hemos de considerar que la creciente profundización de una apropiación del mercado de todo espacio público ha venido a raptar lo que entendemos por democracia y la ha capturado en una jaula que, aunque parezca cómoda, no permite vislumbrar un posible nuevo horizonte hacia el cuál ella nos dirija.

Nuestro trabajo busca, en este sentido, vislumbrar lo que implica la noción de democracia bajo la perspectiva de la deconstrucción. Para alcanzar este objetivo, plantearemos solo algunas características de la democracia liberal desde la perspectiva de J. Rawls, bajo el supuesto que desde su paradigma podemos reconocer las distintas variantes de apropiación que los países han realizado. En un segundo momento planteamos algunas nociones de lo que es la deconstrucción para aplicarlo al concepto de democracia. Nuestra hipótesis es que la democracia, como un acontecimiento, puede ser una superación de la perspectiva procedimental y que, en cuanto promesa, la democracia se libera de domesticación que el liberalismo hace de ella.

 

2. La democracia como procedimiento y producto

Una de las definiciones de la democracia liberal está dada por su carácter procedimental. Por democracia procedimental podemos entender un método para acordar o consensuar decisiones siguiendo la regla de la mayoría. A esta definición de democracia se adscribe especialmente el liberalismo de J. Rawls. En su libro Teoría de la justicia de 1971, J. Rawls nos propone la justicia es la virtud de las instituciones sociales y que esta deber ser entendida como imparcialidad. Los valores de la libertad y la igualdad se configuran a partir de un procedimiento contractualista que permitiría una tensión entre ambos principios que resultaría justa para todos los miembros de la sociedad. En el procedimiento descrito en la posición original, los sujetos son sometidos al "velo de ignorancia", por lo que las convicciones personales no son explicitadas, sino que omitidas o subordinadas a los principios de libertad y de justicia.

Rawls aborda un apartado denominado Igualdad de oportunidad y justicia puramente procesal. La intención de esta sección es mostrar, a partir de una descripción del proceso de justicia, que existe una necesidad entre la idea de justicia que se desea y el modo o procedimiento para alcanzarlo: "Lo esencial es que existe una norma independiente para decidir el resultado que es justo, y un procedimiento que garantiza que se llegará a él" (Rawls 1995: 90). Así, existiría un principio básico por el cual es el procedimiento el que nos ha de permitir alcanzar la justicia. Este procedimiento es básicamente el contrato que las partes acuerdan. Una de las novedades de Rawls es que, para que este contrato o procedimiento sea imparcial, se ha de evitar que los intereses o el poder de unos prevalezcan sobre los de otros. Para esto recurre al "velo de la ignorancia", que consiste en que las personas, ignorando las condiciones previas de los individuos, puedan decidir los principios que sean favorables para todos, independiente de su condición social y su rol social. Como podemos apreciar, el "velo de la ignorancia" es un procedimiento de carácter formal, a modo de imperativo categórico kantiano, por el cual se podría alcanzar la justicia imparcial.

La dificultad que opera en el procedimiento arriba descrito es que no se puede dilucidar si los principios, que en este caso serían el resultado, ya están contenidos en el procedimiento. En efecto, el carácter formal del procedimiento rawlsiano no deja lugar para la genuina deliberación. La libertad de elegir los principios no existe, pues ellos solo son expresión de la racionalidad que opera en los individuos que participan de la posición original. Si miramos la democracia bajo esta estructura liberal, podemos apreciar que ella es entendida también de modo procedimental, desde la normatividad.

Esto se relaciona con lo que Habermas plantea en su texto Problemas de legitimación en el capitalismo tardío (1973) bajo el rótulo de democracia formal. Este tipo de democracia se caracteriza por reducir la participación política en el sufragio y por crear un espacio de opinión pública que no tiene incidencia en las instancias de decisiones política. Es una limitada instancia de participación que ejercen los ciudadanos y que genera una "elite" política que se distancia de la opinión pública y de una "voluntad legitimante" (Habermas, 1973: 73) y que entiende al Estado como una administración de ciertas reglas que permiten y aseguran el juego competitivo propio del mercado, generando la riqueza necesaria para el desarrollo de la sociedad, pero sin dar las herramientas al Estado para reincorporar el valor generado a la ciudadanía. El diagnóstico de Habermas respecto a este modelo de democracia es que el Estado está debilitado para enfrentar las crisis propias del mercado y deja a los miembros de la sociedad desprotegidos.

Una democracia que se resuelve en el procedimiento es una democracia que queda cautiva del método que la determina. Es un producto, finalmente, un producto razonable.

 

3. Deconstrucción

En el texto "Carta a un joven japonés", Jaques Derrida ofrece algunas notas que nos acercan a una definición de la deconstrucción. Si bien este término resulta a veces intraducible, estas notas nos puedes introducir en su complejidad. Derrida (1997) indica que se trata de una "desensamblar las partes de un todo. Desconstruir una máquina para transportarla a otra parte".  En cuanto a su contexto se puede entender que la deconstrucción es tanto un gesto estructuralista como antiestructuralista, pues se trataría de desmontar el edificio de la metafísica, del logocentrismo y el presentismo para que aparezcan sus estructuras. Pero una vez aparecidas estas estructuras, se muestran como ruinas o como meras estructuras formales que nada explican. Como dice Derrida, "Más que destruir era preciso asimismo comprender cómo se había construido un conjunto y, para ello, era preciso reconstruirlo" (Derrida 1997).

El concepto de deconstrucción, según el mismo Derrida, tiene un antecedente en el programa iniciado por Heidegger en su cometido de la destrucción (Destruktion) de la metafísica, pero en el sentido de asumir el proceso entero de la metafísica iniciado en la ontología griega, que ha construido el sentido y el centro de la historia, pues desde sus inicios hay un proceso de construcción y de deconstrucción, pues en la misma metafísica se encuentra inmanente su deconstrucción. En nuestro caso, nos parece interesante discutir la desconstrucción desde su crítica al logocentrismo. Para Derrida, si la razón se hace depender de la palabra se favorece la identificación entre razón y realidad, ya que se ha dado por supuesto que la razón podía contener, encarnar y representar ilimitadamente la realidad, porque siempre ha estado comprometida con los cometidos presenciales de la palabra. La deconstrucción se levanta como una liberación del lenguaje respecto de la presencia, pero, asimismo, una liberación de la escritura de su subordinación a la palabra.

Vistas, así las cosas, la deconstrucción se nos presenta como una crítica (aunque este concepto ya es deconstruible) a una filosofía de la presencia y del presente contenido en la tradición metafísica. Nuestra intención, desde este momento, es tratar de "interpretar" o hacer una "traducción" de la democracia a partir de la "perspectiva" de la deconstrucción.

 

4. Democracia como promesa

Derrida aborda el concepto de democracia en una entrevista titulada La democracia como una promesa (1994). Para nuestros fines queremos rescatar dos fragmentos que nos pueden ayudar a entender lo que Derrida plantea como democracia. La primera cita nos plantea la idea de la relación entre democracia y presencia y como, desde una perspectiva de la deconstrucción, la democracia no puede ser entendida desde las categorías de filosofía presencialista:

"Creo que actualmente no hay democracia. Pero ella no existe nunca en el presente. Es un concepto que lleva consigo una promesa, y en ningún caso es tan determinante como lo es una cosa presente. Cada vez que se afirma que «la democracia existe», puede ser cierto o falso. La democracia no se adecua, no puede adecuarse, en el presente, a su concepto" (Derrida 1994).

La democracia no existe porque no puede ella estar sujeta al concepto que en tanto concepto, supone la presencia. Por eso la democracia implica una promesa, pues la promesa escapa de las garras de la presencia. Ahora, tampoco se trata de una ilusión o una utopía. Para Derrida, tenemos un poco de democracia, disponemos de una tradición y una idea de democracia. No es que no exista, pues de lo contrario no podríamos siquiera hablar de ella. Para él, hay una tendencia, signos, movimientos que sobresalen o dependen de la democracia. La palabra democracia no cayó del cielo, sino que tiene un sentido griego, tiene un sentido tomado de la historia, aunque ella no corresponda en un sentido pleno con lo que hoy denominamos democracia.

Por ser una promesa, la democracia no puede ser sometida a cálculo presentista, sino que, por su condición de promesa, es algo por venir:

"porque es una promesa, y entonces no puede ser sometida a cálculo, ni ser objeto de un juicio del saber que lo determine. Por otro lado, sería una cosa, aunque, partiendo de la libertad y del respeto a la singularidad del otro, el reto para la democracia es justamente no ser una cosa, sustancia y objeto. De ahí se deduce que no puede ser objeto de un juicio que lo predetermine. «La democracia que ha de venir», decimos siempre, y no «la democracia actual», que es inexistente. Esa promesa es lo que determina, por ejemplo, una institución como el Parlamento de los Escritores. Lo que no significa que la democracia vaya a estar presente mañana. Es algo que siempre está por venir" (Derrida 1994)

La cita de Derrida nos permite hacer una distinción con lo que habíamos planteado respecto a la democracia formal del liberalismo. En efecto, para Derrida, la democracia desde la perspectiva de la deconstrucción no es una "cosa, sustancia u objeto", expresiones que dan cuenta de ser un producto de un cálculo racional. En este sentido, podemos percibir una oposición clara a la noción democrática liberal que habíamos descrito precisamente como un producto de la aplicación de un procedimiento racional. Junto a ello, la cita nos indica que la democracia no puede ser objeto de un juicio que lo predetermine. El carácter procedimental de la democracia liberal, sería una forma de democracia determinada, con límites claros. Y esto le sería necesario, pues este mecanismo racional tiene que pensar desde la finitud que la presencia implica.

Por eso para Derrida, no podemos pensar la democracia dentro de los marcos estrechos de la presencialidad. La categoría de promesa permite hablar de una democracia por venir, que tampoco debemos confundir con el simple futuro, entendido como una proyección del presente. El concepto de promesa, en este sentido, para Gabriela Balcare (2015), encarna un pensamiento de lo imposible, lo cual remite directamente al acontecimiento y, por tanto, a la venida imprevisible del otro, como aquello que rebasa cualquier yo puedo. Ahora, este carácter imposible no puede considerarse un límite, sino que remite a la "inyunción" que no puede ser reabsorbida en una idealización, al acontecimiento que no puede ser neutralizado bajo una totalidad de la cual el sujeto dispone (Balcare 2015: 38).

 

5. Conclusión

Expuestas así estas breves ideas, nos corresponde proponer algunas conclusiones. La primera de ellas considera que, a la luz de una noción de deconstrucción, podemos percibir la democracia formal o procedimental que se propone en el liberalismo como una modalidad de la metafísica de la presencia, cuya consecuencia es una delimitación de la democracia, un producto de un ejercicio racional. En este sentido, solo una deconstrucción de este marco comprensivo nos puede devolver una noción de democracia que supere nuestra manipulación.

En segundo lugar, la noción de democracia como promesa es la forma de irrupción de la democracia desde una perspectiva de la deconstrucción. La democracia por venir implica una apertura que no podemos percibir dentro del marco del liberalismo. Si bien la categoría de promesa nos despoja de una manipulación siempre posible de la democracia, por otro lado, no permite adentrarnos en la noción de vigilia, quizá como la actitud propia del hombre ante una promesa. En este sentido, la vigilia de quien espera lo dispone a la apertura del otro, pues todo aquel que llega es percibido como el "cumplimiento-incumplimiento" de la promesa que nos hace seguir en vigilia. La ganancia, al parecer, es que la democracia se libera del torniquete que le ponemos.



Bibliografía

Balcare, Gabriela
2015 "La democracia por venir en la filosofía derrideana: entre la soberanía y la incondicionalidad", Arete, Revista de Filosofía. Vol. 26, nº 1: 29-44.

Derrida, Jacques
1994 "La democracia como promesa". Entrevista de Elena Fernández con Jacques Derrida, Jornal de Letras, Artes e Ideias, 12 de octubre, 1994: 9-10. Edición digital de Derrida en castellano:
https://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/textos/democracia.htm
1997 "Carta a un joven japonés", en El tiempo de una tesis. Deconstrucción e implicaciones conceptuales. Barcelona, Proyecto A Ediciones: 23-27.

Habermas. Jürgen
1973 Problemas de legitimación en el capitalismo tardío. Madrid, Cátedra, 1999.

Rawls, John
1971 Teoría de la justicia. México, FCE, 1995.


Publicado 12 marzo 2021