Número 11, 2020 (1), artículo 5


Sobre el resentimiento y sus efectos


Juan Faustino Domínguez Reyes

Doctor en Derecho. Jubilado




RESUMEN
Este trabajo parte de la doctrina del resentimiento y sus principios morales, como mecanismo distorsionador que se trasforma en una venganza imaginaria para el que la sufre. El análisis del resentimiento es importante para la compresión del ethos y sus alteraciones, así como para la comprensión de la vida emocional.


TEMAS
moral · resentimiento · sentimiento · valores



1. Planteamiento

El resentimiento está ligado a una actividad especial en la comparación valorativa de la condición humana, especialmente cuando la sociedad que le ha tocado vivir despliega situaciones de injusticia, de opresión y de atentado contra la integridad de las personas. Pero también podemos incorporar en él el grupo social que se ve impedido ante los atentados contra la inseguridad, naciendo con ello la venganza, el rencor, la envidia, los celos, la ojeriza, la perfidia, la malignidad y la maldad. Pintor Ramos (1970: 386-387), afirma que el resentimiento es algo complejo que incluye sentimiento, tendencias y efectos vivenciados de modo unitario, que conlleva dos momentos: uno, reacción emocional (reacción y repetición); otro, reacción negativa (rencor). Por su parte, Marañón (1991: 21) escribe que el resentimiento en condiciones normales, por el transcurso del tiempo, se desvanece, pero cuando perdura se transforma en una resignada conformidad. El resentimiento surge ante la agresión de otros o por los avatares de la vida (comúnmente denominado "mala suerte") produce un dolor fugaz, a veces inadvertido, pero se filtra en nuestro ser: alma o conciencia (Marañón 1991: 21), transforma nuestro carácter y nuestra personalidad, manifestando un sentimiento de inferioridad. En línea de principio podemos decir que el "resentimiento tiene su origen en una  situación de injusticia, de opresión o de atentado contra la seguridad frente a la cual el individuo o el grupo social no puede reaccionar" (cfr. Diccionario del poder mundial 2020: 1-5).

 

2. Análisis de las formas y sus orígenes

El resentimiento fue introducido por el filósofo alemán Federico Nietzsche (1972: 59-65), cuya teoría dice: "la rebelión de los esclavos en la moral comienza cuando el resentimiento mismo se vuelve creador y engendra valores: el resentimiento de aquellos seres a quienes les está vedada la auténtica reacción, la reacción de la acción, y que se desquitan únicamente con una venganza imaginaria". En palabras de Pintor Ramos (1970: 388-389), el resentimiento es un acto entre siervo y esclavo. El impuso de venganza, cuando no puede satisfacer el objeto, lleva al sujeto resentido a un "autoenvenenamiento" que ve en los demás con intenciones ocultas, que su sed de venganza busca para estallar, añadiendo el autor que cabe la posibilidad de que, en lugar de una venganza, surja la resignación, que se toma como un antídoto contra el resentimiento. Abbagnano (1982, III: 321-322) estima que "la inversión de los valores (…) es una crítica a la moral cristiana, reducida sustancialmente a la moral de la renuncia y el ascetismo". Es decir, el resentimiento de aquellos a los que está prohibido la verdadera reacción, que encuentra su compensación en la verdadera imaginación. El hombre bueno existe a costa de la mentira, ya que cierra los ojos a la verdad objetiva (la realidad que no quiere ver). En opinión de Marrades Millet (2005: 72), el papel que juega el resentimiento en el origen de la moral se basa en comparar el débil con el fuerte. El noble (como lo cita Nietzsche) tiene conciencia de valía ante sí y ante los demás, autoafirmación, poder o seguridad espontánea en sí mismo, mientras que el débil carece de seguridad, aprende su valía comparándose con los fuertes, o los que él cree que lo son, y, por lo general, se engaña a sí mismo falseando los valores del fuerte, los cuales considera más valiosos y positivos; y, por tanto, se ve atraído por ellos, comparándose, lo que implica una forma de equilibrar sus emociones, sus impulsos. "Esta transvaloración de los valores de los fuertes por parte de los débiles es la obra maestra del resentimiento" (Marrades Millet 2005: 72).

Pintor Ramos  afirma que el resentimiento es, por una parte, importante para la compresión del ethos y sus alteraciones; por otra parte, en cambio, es también importante para la compresión de la vida emocional, que de forma descriptiva define como "un autoemponzoñamiento anímico con causas y consecuencias bien definidas (cfr. 1970: 385). Es una actitud psíquica permanente que aparece al reprimir sistemáticamente la descarga de ciertas emociones y efectos". No obstante, existe un factor esencial en el resentimiento: la represión: "como tendencia de sí normales y naturales, pero que, al no obtener la salida que por su propia naturaleza le compete, emponzoñan, envenenan la psique creando un estado permanente, un talante que afecta a todos las acciones y emociones del hombre" (Pintor Ramos 1970: 387).

 

3. Scheler versus Nietzsche

Los estudios de Scheler sobre el resentimiento son herederos de los trabajos de Nietzsche (Solís Nova 2012: 11), aunque el primero acepta que en el resentimiento puede "encontrarse en el origen de percepciones inauténticas de las realidades morales y ethos espurios". Lo define como "una autointoxicación psíquica, con causas y consecuencias bien definidas. Es una actitud psíquica permanente, que surge al reprimir sistemáticamente la descarga de ciertas emociones y efectos, los cuales son en sí normales y pertenecen al fondo de la naturaleza humana" (Scheler 1933: 14-15; Pintor Ramos 1997: 74). No obstante, Scheler se aleja del pensamiento nietzscheano cuando aprecia que los valores superiores del cristianismo son fruto del resentimiento, de una moral esclava surgida de la debilidad (Scheler 1933: 81 y ss. Pintor Ramos 1970: 400-401). Sin embargo, el autor coincide con Nietzsche en que la nobleza posee conciencia de valores espontáneos y receptivos; y, en cambio, los débiles se apropian de los valores de los demás, su autoenvenenamiento anímico se produce cuando no logra conducir sus sentimientos (Scheler 1933: 13-20). El distinguido no necesita alzar sus valores ya que posee conciencia antes de cualquier valoración, pero el desfavorecido, ingenuo de sus valores vitales, no logra conducir sus sentimientos negativos, por lo que termina reprimiéndolos (Scheler 1933: 31-33). Por tanto, el pensamiento scheleriano admite que en la nobleza siente en sí los valores positivos y no tienen la comparación con otros; y que el resentido, por el contrario, solo puede llegar a valorarse a sí mismo denigrando al otro. Se trata de una comparación valorativa (Scheler 1933: 29; Pintor Ramos 1970: 390), encaminada a distorsionar la realidad para evitar el daño psicológico; el débil no puede por sí solo alcanzar los valores superiores: "esta es la conciencia de su impotencia" (cfr. Solís Nova 2012:19).

 

4. El resentimiento y sus efectos

Agrupando al hombre en la forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos que pertenecen a una misma sociedad. Nótese que deliberadamente nos centramos en el menor, pero cabe extender el supuesto a un grupo social. Así, resulta que el menor, ante las desavenencias de sus padres (matrimonios mal avenidos) está recibiendo o, mejor, incorporando a su conciencia una mala crianza, produciendo un dolor, a veces inadvertido, y a veces filtrado poco a poco, transformando su personalidad. No sabe, además que no puede pensar por qué está ocurriendo; tampoco puede desquitarse de lo que está viendo, lo único que ocurre de modo espontáneo es una transformación de lo vivido en un sentimiento de inferioridad; que, poco a poco, lo hace impotente, débil ante los demás. Su reacción está vedada y, con ello, nace el resentimiento que intentará vengar imaginariamente. Pero junto a la venganza está el rencor, la envidia, los celos, la maldad ¿Qué es lo que le ayuda a vivir? La comparación valorativa ante los demás, en particular con el que cree que posee valores positivos, el que estima que posee seguridad en sí mismo, aunque esté aguardando hasta que pueda manifestar su inseguridad. Lo malo del resentimiento es que no puede curarse, salvo aquellos supuestos, escogidos, que son observados por otros y ayudados; no lo cura, sino que se enseña a controlar el resentimiento y sus manifestaciones, no alcanzándose siempre, pues cabe la posibilidad que lo traicionen las circunstancias.



Bibliografía

Diccionario del poder mundial
Voz: "resentimiento"
https://poder-mundial.net/termino/resentimiento

Marañón, Gregorio
1991 Tiberio: historia de un resentimiento. Madrid, Espasa-Calpe.

Marrades Millet, Julián
2005: "Daño, resentimiento y verdad. Sobre la réplica de Améry y Nietzsche", Azafea. Revista de Filosofía, 2005 (7): 65-86.

Nietzsche, Friedrich
1972 La genealogía de la moral. Madrid, Alianza Editorial.

Pintor Ramos, Antonio
1970 "El resentimiento: Nietzsche y Scheler", La ciudad de Dios. Revista agustiniana, 1970 (183): 377-442.
1997 Max Scheler (1874-1928). Madrid, Ediciones del Orto.

Scheler, Max
1933 El resentimiento en la moral. Buenos Aires, Espasa-Calpe.

Solís Nova, David
2012 "El resentimiento y la moral: una clarificación desde la filosofía de Max Scheler", Revista de Filosofía, 2012: 11 (fascículo 2º): 9-44.


Publicado 14 marzo 2020