ANOTACIÓN


Prometeo, espíritu moderno


Martín Gonzalo Zapico

Profesor de Teoría Literaria en el IFDC-SL, Profesor e Investigador en la Universidad Nacional de San Luis, Argentina




TEMAS
modernidad · Prometeo



Pensar a Prometeo es algo más que un ejercicio interesante. En él residen múltiples facetas de lo humano. Prometeo es el portador de la luz que emana el fuego cuya entrega a los hombres les permite a estos escapar de la oscuridad a través de las artes y los saberes (la lectura de Platón). También es el creador desinteresado que no busca controlar a sus creaciones por miedo a su desobediencia (Zeus), sino que se deleita con el mero gesto creador y la posibilidad de la libertad misma (la lectura de Bajtín). Es el desafío del hombre a lo instituido y la conciencia de lo arbitrario de la autoridad. Es, como su nombre lo indica, una promesa de porvenir.

Incluso una vez derrotado no se deja amedrentar (Hesíodo) y soporta estoicamente el castigo de Zeus, negándose a revelar la valiosa información que posee. Recordemos que él era el titán que, favorecido por el oráculo, conocía el nombre de aquel que destronaría a Zeus. En este sentido, el gesto heroico es doble, el fuego que porta es doble. No solo es aquel que dio a los hombres, sino el que guarda para sí y que le da la fuerza para aguantar la tortura hasta la llegada de su liberador.

Una vez liberado, tanto en la tradición romántica (Percy Shelley) como en la clásica (Esquilo), no opta por una actitud vengativa o colérica, sino que juzga a los hombres por el uso que le han dado a su don. En este gesto crítico establece un modelo de posicionarse ante la realidad que tiene más que ver con el devenir que con el pasado, como si en su nombre residiera su esencia. Prometeo aprende del pasado, pero no se esclaviza a él.

Una vez revisada la tradición en torno a este Titán, se puede ver cómo establece una relación íntima con el espíritu moderno y cómo rescatar su actitud es primordial en el marco de una sociedad como la actual. La modernidad como proyecto se enmarcó en enunciados prometeicos: la conquista de la naturaleza por medio de la razón y la tecnología, la destrucción de las cadenas simbólicas feudales, el cultivo de las artes y el conocimiento, el nacimiento del Estado como garante de los derechos y libertades individuales. En fin, un espíritu marcadamente utópico respecto al futuro y la promesa de bienestar absoluto.

Al ahondar en la influencia del mito en dicho período, no es casualidad que observemos una gran cantidad de influencias de la figura del titán tanto en la ilustración, el romanticismo, el realismo e incluso el simbolismo. Él sin duda representa la potencia invencible que tiene el fuego que nace del hombre, a la vez que simboliza una postura fuertemente subversiva y necesaria para el desarrollo del pensamiento crítico: cuando el hombre desafía la autoridad, más allá de que su fallo lo condene al aislamiento, el destierro o una pena legal, se hace conocedor de un nuevo saber que es equivalente al secreto prometeico, se hace consciente de que todo poder supuestamente absoluto no es más que una arbitrariedad, factible de ser destruido y reemplazado. Ese entendimiento lo eleva por sobre los otros hombres y lo coloca, quiera o no, en un plano crítico donde no podrá volver más a creer ciegamente.

Esta posición es antagónica respecto a la promovida por los textos que se refieren al desencanto posmoderno y caracterizan tanto al período de posguerra y guerra fría como a la era de la información, en calidad de críticos, pero desde una postura pesimista. Como si hubiera una convicción epistemológica de que nada se puede hacer contra lo hegemónico, lo dominante, lo poderoso. Las corrientes más elaboradas hablan de deconstrucción o descolonización, pero sus logros en el plano de lo pragmático están completamente alejados de sus postulados teóricos.

Es en este marco donde el mito de Prometeo tiene sentido y es rescatable. Él puede recordarnos el valor de la utopía, la fuerza de la promesa, el optimismo que sobrevive a la derrota y hace de ella incluso una victoria.


Publicado 20 diciembre 2017