ANOTACIÓN


Nietzsche ha muerto


Martín Castilla Hidalgo

Profesor universitario de Filosofía, jubilado




Nietzsche ha muerto hace tiempo. Pero sus discípulos no cesan de tejer y destejer la mortaja... Viven de eso. Su discurso, más que un "gay saber", resulta al final un saber capón, por cuanto se revela intelectualmente infecundo.

El pensamiento de Nietzsche pertenece al siglo XIX, por mucho que haya infectado el pensamiento filosófico del siglo XX y todavía, siendo una de las causas de su putrefacción. De él se deriva genealógicamente esa filosofía mórbida que algunos llaman posmodernista.

Pertenece al pasado por sólidas razones, entre ellas:

– por su noción de ciencia, deudora de una época en la que el determinismo y el mecanicismo definían la cientificidad;

– por su antropología que, en la medida en que apela a la fisiología y los instintos, parece más bien una zoología;

– por su teoría del lenguaje, que no supera la visión rudimentaria que trazaron algunos sofistas.

Se trata, en realidad, de una filosofía sin ética (defiende la moral de los señores), sin política (idealiza el código de Manú y la sociedad de castas), sin historia (desprecia la posibilidad de transformación social). Lo que exalta es una especie de existencialismo vitalista, biologicista, irracionalista. Lo que propugna son nuevos mitos de resonancias arcaicas: el eterno retorno, el superhombre, etc.

Su concepción de la sociedad humana está impregnada de racismo; de ahí su creencia en los "hombres superiores", con un sentido marcadamente biológico, ignaro del significado de la cultura. Mezcla, además, esa presunta superioridad biológica con una jerarquización social, típica de todo enfoque clasista, elitista, supremacista.

Así, pues, nos encontramos ante una filosofía alejada de las ciencias naturales, alejada de las ciencias humanas, alejada de los problemas sociales y políticos, y encerrada en una fe ciega en sus propias fabulaciones voluntaristas: en una voluntad de poder de la que se deriva una metafísica canalla, la propia de los "señores", la misma que atraviesa desde el espíritu marcial prusiano hasta la prepotencia nacionalsocialista.

¿Cómo creer a Nietzsche, después de Auschwitz?

La gran debilidad de los discursos filosóficos al uso, y entre ellos la querencia nietzscheana, radica en que cree poder prescindir de la más elemental comprobación de sus afirmaciones.


Publicado 16 enero 2017