ANOTACIÓN


Spinoza y la finitud humana


Inmaculada Hoyos Sánchez

Investigadora contratada con cargo a proyecto de investigación. UNED, Madrid




TEMAS
ética · finitud · Spinoza



La complejidad de la antropología spinoziana hace que la respuesta a esta cuestión no sea simple. En el libro V de la Ética el hombre, en tanto idea del entendimiento infinito de Dios, es concebido como modo infinito, al menos, en lo que se refiere a una de sus dimensiones, a saber, la mental. A partir de la proposición 23 del libro V de la Ética Spinoza considera al alma sin relación al cuerpo, y de ella dice que queda algo, cuando el cuerpo se destruye, que es, sin embargo, eterno. Ese algo eterno es la idea de la esencia del cuerpo concebida desde la perspectiva de la eternidad, es decir, “un determinado modo del pensar que pertenece a la esencia del alma y es necesariamente eterno” (Spinoza 1987: 409). El hombre es, pues, una idea de Dios, y en cuanto tal puede concebir las cosas desde la perspectiva de la eternidad y ser infinito. Sin embargo, a lo largo del libro II y, sobre todo, de los libros III y IV de la Ética, Spinoza nos presenta al hombre, e incluso al alma en cuanto idea no necesariamente adecuada del cuerpo, como modo finito. Tal y como ha señalado A. Domínguez, la dialéctica entre el hombre como modo de Dios y como idea del cuerpo, “o si se prefiere, la tensión de esa idea por tomar conciencia de su ser modal y de ese modo por hacerse idea (idea de Dios) marca la dinámica de la ética de Spinoza y constituye su via salutis” (Domínguez 1975). En lo que sigue me propongo hacer referencia a esta idea del hombre como ser finito, en primer lugar porque una de las llaves del sistema spinoziano es precisamente la definición del hombre como idea del cuerpo. Y en segundo lugar, porque, según pienso, en esta tesis reside uno de los fundamentos de la crítica spinoziana a la religión tradicional o recibida y su defensa de la religión natural y universal. De este modo, se trata de poner de manifiesto la complejidad de la posición de Spinoza con respecto a lo religioso.

Que el hombre es un modo finito, se demuestra si recordamos que Spinoza afirma en el libro IV de la Ética que la fuerza con la que el hombre persevera en la existencia es limitada y resulta infinitamente superada por la fuerza o la potencia de las causas exteriores. El conatus humano es limitado. La potencia del hombre puede ser superada por la potencia de otras causas exteriores, esto es, otros modos finitos, que pueden afectar al hombre de manera negativa o triste. Los modos finitos sólo afectan a otros modos finitos. Éstos, según señala Spinoza en el libro I, no pueden deducirse de la naturaleza divina en tanto afectada por una modificación infinita, pues, todo lo que se deduce de esta manera, es necesariamente infinito. La trama causal externa en la que está inmerso el hombre es la trama causal de los modos finitos. Y ésta es una forma de mostrar la condición finita del hombre.


Publicado 05 junio 2015