ANOTACIÓN


Religión: funcionalidad y verdad


Juan Antonio Estrada Díaz

Catedrático de Filosofía. Universidad de Granada




TEMAS
religión · verdad



Hay que distinguir siempre entre la religión como una opción de vida y de creencia, por parte de los creyentes, y los fenómenos culturales. Aunque estos tengan un origen y simbolismo religioso se pueden vivir como partes de la tradición, de la cultura y de la historia, e incluso pueden ser símbolos de pertenencia e identidad de una localidad o institución. Y entonces pueden ser mantenidos y valorados por personas que no son religiosas ni miembros de una Iglesia, pero que los valoran como una herencia cultural que se quiere proteger. El mismo ateísmo no era ajeno a la religión en las sociedades tradicionales. Se trataba, en buena parte, de una corriente reactiva, de una minoría contra la mayoría sociológica religiosa.  Y además, era una ideología "militante", que luchaba contra la influencia de la religión. Al combatir su visión de la vida y sus valores, reconocía la importancia e influencia de la ideología rival. Hay que añadir, además, que en buena parte el ateísmo es de matriz anticlerical. No se discute tanto sobre Dios, excepto en minorías intelectuales, cuanto sobre la Iglesia, su ubicación social y política, sus privilegios (los del clero) y sus prerrogativas sociales. El ateísmo práctico respecto de la Iglesia no equivale al que cuestiona los valores y la concepción de Dios. Hay cristianos que también son anticlericales y ateos que valoran algunas aportaciones sociales de las iglesias. Durkheim vio bien la equiparación entre sociedad y religión Aunque negaba la existencia de Dios, era consciente de sus contribuciones y funciones sociales. Por eso, para cambiar la sociedad,  había que transformar también a la religión o luchar contra ella (cfr. Durkheim 1982, Tarot 2008).

Las funciones sociales de la religión explican su éxito social, su pervivencia y su universalidad. Ofrecen una identidad grupal y preparan para asumir la contingencia, la finitud y la muerte. Se puede hablar de las religiones como intentos de dar sentido a la contingencia humana. Además,  la fe capacita para afrontar el sufrimiento y las diversas experiencias del mal. También tienen importancia los mandamientos, normas e instrucciones religiosas, que orientan para el proyecto de vida personal y favorecen el orden social. Se puede decir que hasta el siglo XX las religiones han sido imprescindibles para el individuo y la sociedad. Por eso han pervivido y se han generalizado en todos los países y sociedades. La misma moral, aunque sea autónoma, tiene en la religión una de sus fuentes y una de sus legitimaciones. Podemos decir, que aunque Dios no existiera, siempre habrá religiones. Las tareas que tienen estas en la sociedad, difícilmente son superables y totalmente sustituibles por otras alternativas laicas. De hecho, todavía hoy la mayoría de la humanidad vive en sociedades religiosas. Si las religiones han surgido con el hombre, han permanecido a lo largo de la evolución cultural y se han universalizado, es porque, probablemente, responden a necesidades humanas integrales y han aportado elementos positivos a la supervivencia humana (cfr. Bellah 2011, Rappaport 1991). Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la funcionalidad y utilidad social de las religiones no equivale a la verdad de su credo, ni sirve como argumento para demostrar la existencia de Dios. Solo demuestra que hay necesidades antropológicas y sociales a las que responden las religiones, pero sin que tengan la exclusiva de esas respuestas.


Publicado 20 mayo 2015