ANOTACIÓN


Inconmensurabilidad e interpretación en el Kuhn de ‘Conmensurabilidad, comparabilidad y comunicabilidad’


Alejandro Villamor Iglesias

Profesor de filosofía en el IES de Sar, en Santiago de Compostela




1. Reconsideración de la ‘inconmensurabilidad’ de La estructura de las revoluciones científicas

Años después de la publicación de La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn consideró la recepción del concepto de "inconmensurabilidad" había sido por múltiples motivos fría. Principalmente, hay dos líneas de crítica, reelaboradas por Putnam (cfr. Kuhn 2002: 48), en las que se pueden agrupar estas razones que han hecho que la idea de la "inconmensurabilidad" haya sido "frecuente y ampliamente rechazada" (Kuhn 2002: 48).

La primera de estas líneas críticas achaca la falta de criterios relevantes a la hora de elegir entre dos teorías o "matrices disciplinares". Si dos teorías, dice esta crítica, son "inconmensurables", la posibilidad de traducción entre ambas es inexistente y, por tanto, estas son incomparables (cfr. Kuhn 2002: 49). La segunda línea crítica pone el acento en la imposibilidad de traducir o reconstruir, en virtud de la "inconmensurabilidad", teorías antiguas como la aristotélica o la newtoniana al lenguaje moderno (cfr. Kuhn 2002: 49). Frente a estas objeciones, Kuhn realiza en el presente artículo una caracterización de la "inconmensurabilidad" como sigue: dos teorías son "inconmensurables" dada la imposibilidad de establecer una traducción entre ambas en una suerte de lenguaje neutral al modo en que lo proponían, por ejemplo, los neopositivistas. ¿Quiere esto decir que ambas teorías son incomparables? No. Sucede que "la mayoría de los términos comunes a dos teorías funcionan de la misma forma en ambas; sus significados, cualesquiera que sean, se preservan" (Kuhn 2002: 50). Con esta sencilla aclaración acerca del concepto de "inconmensurabilidad", la primera línea crítica mencionada se viene abajo. Y es que, de hecho, a la hora de tratar el asunto, los mismos críticos se autorrefutan al establecer ciertas comparaciones y diferencias entre dos teorías. Así, cuando hablamos de "inconmensurabilidad", aclara el autor, de lo que se trata es de que, aun a pesar de que dos teorías sean comparables, en ningún caso esta comparación se puede llevar a cabo apelando a ningún criterio neutral que correlacione uno a uno los enunciados de ambas teorías.

No obstante, en la caracterización que hemos citado de "inconmensurabilidad", decía Kuhn que la mayoría de los términos comunes a dos teorías funcionan de la misma forma en ambas. De este modo, el problema de la "inconmensurabilidad" se sitúa ahora en un "pequeño subgrupo de términos (que usualmente se interdefinen) y con los enunciados que los contienen" (Kuhn 2002: 50). Este es el nuevo sentido de "inconmensurabilidad local" al que Kuhn se refiere. La "inconmensurabilidad" entre dos teorías no afecta al conjunto del aparato conceptual de ambas, no hablamos ya de una "inconmensurabilidad" global, sino solamente local, que afecta a ciertas regiones de ellas. Únicamente ciertas zonas del pertrecho conceptual de dos teorías las hacen "inconmensurables". Esta aclaración de la "inconmensurabilidad" se presenta como respuesta efectiva a la primera línea crítica dicha. "Inconmensurabilidad" no se identifica en el esquema de Kuhn con incomparabilidad desde el momento en que la mayor parte de los términos de los aparatos conceptuales de dos teorías tienen un mismo significado.

Entre las novedades que la introducción de este matiz supone con respecto a la "inconmensurabilidad" tal y como se había introducido en la primera etapa de la obra kuhniana, en La estructura de las revoluciones científicas, se destaca la mencionada moderación en su significado. Si bien Kuhn asevera que esta forma de comprender la "inconmensurabilidad" localmente se corresponde con su "versión original" (Kuhn 2002: 50), no parece disparatado afirmar que, ciertamente, en la obra de 1962, había un cierto resabio a "inconmensurabilidad" en un sentido global. Es decir, las variaciones lingüístico-conceptuales que dificultaban la comunicación entre los defensores de "paradigmas" divergentes semejaban radicalmente irreconciliables (a falta, incluso, de las aclaraciones que se realizarán en el epílogo de 1969). Inicialmente, la "inconmensurabilidad" afectaba a todo el aparato conceptual entre dos teorías enfrentadas; algo que ahora se desmiente. También cabe destacar la asimilación de la "inconmensurabilidad" con una determinada dimensión de las varias que tenía en La estructura. En este caso, cuando habla de "inconmensurabilidad", se refiere Kuhn a la "inconmensurabilidad" en su sentido conceptual, en detrimento esto de la "inconmensurabilidad" en sentido perceptivo, por ejemplo, que ya no ocupará ninguna atención del autor.

Un poco más arriba hemos recogido una cita de este artículo en la que el filósofo estadounidense afirma que el problema de la "inconmensurabilidad", visto desde la nueva panorámica, afecta únicamente a un conjunto de términos de un determinado aparato conceptual que, y aquí viene lo importante, "usualmente se interdefinen". En el discurrir de la respuesta a la segunda línea de crítica del susodicho concepto que aquí tratamos, Kuhn introduce una conexión entre la flamante "inconmensurabilidad local" y un "holismo semántico global". ¿Cómo se concreta esta conexión? A través de la cita que acabamos de recuperar. En el aparato conceptual de cada teoría (recordemos que desde la tercera etapa en la que nos encontramos, en lo que concierne a las "matrices disciplinares", Kuhn centra la atención en su dimensión lingüística-conceptual) existen algunos términos, no todos por tanto, que están intrínsecamente relacionados de tal modo que sus significados se encuentran indisolublemente imbricados. Ejemplos de este "holismo global semántico" los encontramos en la mecánica newtoniana o en la teoría del flogisto (cfr. Kuhn 2002: 59-60). Respecto a la primera, por ejemplo, Kuhn afirma que los términos presentes en la segunda ley de Newton (fuerza masa y aceleración) mantienen una interdependencia semántica de tal modo que ninguno de ellos se puede aprender, con su respectivo significado en esta teoría, primitivamente. Esto es, no podemos entender el significado de "masa" con independencia de "fuerza" ni de "aceleración". No se puede transmitir el significado de ninguno de ellos mediante una especie de traducción individual. O los términos interrelaciones en una zona (local) del lenguaje de una teoría se "aprenden simultáneamente", o no se aprenden. Esta es la razón de que, nos dice el autor, "la 'fuerza' y la 'masa' newtonianas no sean traducibles al lenguaje de una teoría física (aristotélica o einsteiniana, por ejemplo) que no utiliza la versión de Newton de la segunda ley" (Kuhn 2002: 60). De esta manera se puede dar constancia de cómo el cambio de teorías implica, aun cuando se manejen los mismos términos (como los de "masa" o "fuerza"), un cambio del significado en conjunto de una determinada región local de sus aparatos conceptuales.

En el texto que estamos tratando, cabe añadir, Kuhn también habla del "holismo semántico" en cuestión para dar cuenta del modo en que diferentes personas de una comunidad cultural concreta identifican determinados referentes a partir de "conjuntos de contraste" (cfr. Kuhn 2002: 67-68). El ejemplo propuesto es la posible necesidad de conocer criaturas de la índole de patos o cisnes para poder identificar gansos. De esta forma podemos apreciar, en definitiva, como la "inconmensurabilidad local" entre teorías se predica fundamentalmente de estos subgrupos de términos mutuamente relacionados.

 

2. Interpretación frente a traducción ideal

Otro de los aspectos más relevante de este escrito de Kuhn, que marca diferencias respecto a etapas de su pensamiento anteriores, es el de la distinción entre traducción e interpretación. Esta distinción se presenta como la posible causa de confusión que se halla en el corazón de la segunda línea de críticas reelaborada por Putnam, y mencionada en el inicio del apartado precedente. Así, el mismo Quine pudo llegar a esta confusión al no distinguir los dos procesos en la "traducción real" (cfr. Kuhn 2002: 52). Por una parte, tenemos que la "traducción" (ideal) se puede entender como aquello que lleva a cabo en el lenguaje natural una persona (el traductor) que conoce dos idiomas y que "sustituye sistemáticamente palabras o secuencias de palabras en el texto por palabras o secuencias de palabras en el otro idioma, a fin de producir un texto equivalente" (Kuhn 2002: 52). Se trata de preservar el significado de los términos y enunciados del primer idioma en su traducción en el segundo. La traducción, por ende, no establece ninguna mutación, sino que hay una correlación sistemática. Dada esta sistematicidad estamos en disposición de entender que la "traducción" así entendida, ciertamente de forma ideal, no precisa en modo alguno de "glosas y prefacios" (Kuhn 2002: 53). En cualquier caso, es tal la idealización de esta "traducción" que incluso es dudoso que esta se puede llevar a cabo entre lenguajes naturales en vista de la ambigüedad de determinados términos. Sostiene Kuhn: "tales palabras ilustran la inconmensurabilidad entre lenguajes naturales" (Kuhn 2002: 65).

Por otra parte, tenemos el proceso de la "traducción real" llamada "interpretación". Este tipo de "traducción" es llevada a cabo por historiadores o antropólogos y consiste, bajo el conocimiento de un único idioma, en la dación de sentido de los componentes de la lengua desconocida. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando nos hallamos en el célebre caso de Quine donde un antropólogo "interpreta" que "gavagai" significa algo así como "mirad, un conejo" (cfr. Kuhn 2002: 53). En la "interpretación" sí se muestra imperioso el uso de glosas o de prefacios aclaratorios. Otro ejemplo de "interpretación", ya perteneciente a nuestro tema de interés, lo encontramos en el caso de la ya mentada interrelación entre "fuerza", "masa" y "aceleración" de la mecánica newtoniana. Aquí, el "intérprete" lleva a cabo una suerte de "traducción" con compromisos. El meollo del asunto se encuentra en la distinción establecida entre la "interpretación" y la "inconmensurabilidad": mientras que "gavagai" se pudiera interpretar como "mirad, un conejo", no habría ningún problema de "inconmensurabilidad". No así en el caso, por ejemplo, de que no hubiera ninguna forma de describir el referente de "gavagai", o el término que fuere, al otro idioma en que se quiera traducir. Y, así: "Éstas son las circunstancias para las que yo reservaría el término 'inconmensurabilidad'" (Kuhn 2002: 55).

En las críticas hacia el esquema kuhniano muchos autores, como Kitcher, no tuvieron para nada en cuenta esta distinción (que ciertamente Kuhn no había realizado en su primera etapa) y, así, por ejemplo, el propio Kitcher confunde "traducción" (ideal) con "interpretación" (cfr. Kuhn 2002: 56). El término "flogisto" no guarda ningún equivalente en la química contemporánea y por esto, además de por su interrelación semántica con otros términos como "principio" o "elemento", no puede haber ninguna "traducción" en sentido ideal del mismo. Por eso, cuando autores como Kitcher afirman que "flogisto" se puede "traducir" teniendo presente que "se libera en la combustión", "reduce la elasticidad del aire", etc., están confundiendo "traducir" con "interpretar". Como resultado de lo dicho, la segunda línea crítica resaltada por Putnam yerra en el blanco: el modelo kuhniano sí permite reconstruir en cierta manera teorías vetustas al lenguaje de nuevas teorías a través de la interpretación, lo cual, asimismo, conlleva que la comparación puesta en duda inicialmente se disipe (aunque siga siendo cierto que un par de teorías enfrentadas sean localmente "inconmensurables").


Publicado 02 febrero 2023