ANOTACIÓN


‘Vida, orfandad y misterio’, de Agustín Moreno


Pedro Gómez García

Catedrático de Filosofía jubilado. Universidad de Granada




Agustín Moreno Fernández
Vida, orfandad y misterio. Invitación filosófica pospandémica.
Almería, Editorial Círculo Rojo, 2020.

AgustinMoreno-portada

El pensamiento, o es libre, o no es más que computación simiesca de lo que en otra parte otros pensaron, o acaso solo computaron a su vez. Por eso, cabe dar la bienvenida a un librito como el que ha publicado Agustín Moreno, Vida, orfandad y misterio, invitándonos a la filosofía en estos tiempos que ya quisiéramos pospandémicos. Porque lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cuándo acabara esta pesadilla. Pero, al menos, si apagamos el televisor, será posible intentar pensar, filosofar en torno a la vida, la condición humana, tan zarandeada por las circunstancias del presente, pero que, en el fondo, no difieren gran cosa de las coordenadas permanentes y tan mudables de la existencia humana.

En poco más de cien páginas, el autor, émulo de Montaigne quizá sin saberlo, nos entrega una colección de sus ensayos, a los que da una impronta filosófica humanista, crítica, con una actitud a la vez implicada y distante, que nos lleva a reflexionar con él mientras leemos.

En el orden de las páginas, vamos encontrando lo siguiente. La presentación de la obra por el propio autor señala el sentido que da a lo que ha escrito. Luego, un prólogo en sintonía de Marino Pérez Álvarez, catedrático de psicología de la Universidad de Oviedo, nos anima a la lectura. A continuación, vienen un pórtico y dos partes.

El pórtico consta de dos preliminares: Primero, "Filosofía pospandémica", que desea saltar a un tiempo más allá del coronavirus, para volver a plantearnos la necesidad del pensar filosófico como algo inherente a la humanidad, máxime ante las crisis, los asomos apocalípticos y los procelosos contextos que nos atenazan. Segundo, "Huérfanos de plenitud", toca el punto álgido de una condición humana radicalmente incompleta, necesitante, siempre seducida por satisfacciones efímeras, que desembocan en engaños y desengaños, y tentada por soluciones utópicas que no pasan de ser quimeras. De ahí, el resurgir incesante de las grandes preguntas.

La parte primera, "Hacia un humanismo del misterio", no tiene más que un capítulo, que desarrolla la idea central o la tesis básica del autor. Las interrogantes antropológicas se encauzan hacia lo que denomina un "humanismo de las preguntas" universales, que al final se configura como un humanismo del misterio en un sentido muy preciso. Las exploraciones acerca de la vida humana, sea en la escala del individuo, de la sociedad o de la especie, conducen, más allá de los conocimientos científicos, a la concepción de una sabiduría que dialoga con lo empíricamente inconocible, que vislumbra el misterio de la vida humana, inscrito en el de la vida a secas y en el del asombroso cosmos. Nos pide una apertura a la noción de misterio, porque no podemos vivir del todo cara a la realidad, si no cuando vivimos frente al misterio. No se trata de evadirse de la realidad, se trata de no amputarle ningún aspecto.

La parte segunda lleva por título "Escritos sobre el deseo, el amor, la muerte, el sentido y el tiempo" y ahí están enunciados los epígrafes de los cinco ensayos que la componen, cada uno de ellos integrado a su vez por varios artículos ya publicados, pero remodelados para la edición del libro. Todos son temas y problemas que atraviesan esencialmente cada existencia humana y que marcan también el devenir de la historia de las sociedades humanas. Cada uno de los tópicos se describe y analiza desde una mirada realista, detallista incluso, no sucumbiendo al lamento, sino con una clara intención de crítica constructiva. El libro concluye con un cierre bajo el epígrafe "Una última profesión de fe", de carácter personal, en la que el autor reivindica la vigencia de la fe cristiana renovada en una conciencia ilustrada.

El enfoque que adopta el autor se atiene básicamente a un tipo de descripción fenomenológica, que conserva un valor específico. Puesto que el fenómeno no se reduce a apariencia, sino que constituye un nivel de la realidad, al alcance de nuestra sensibilidad apoyada por la técnica y nuestra razón, a sabiendas de que existen otros niveles en interacción y con su propia especificidad.

El enfoque metodológico es incompatible con todo dogmatismo reduccionista. Sostiene que hay una multiplicidad irreductible de niveles de organización y, por tanto, de explicación. No pasan de doctrinarios ilusos quienes sueñan todavía que el conocimiento de lo real puede retrotraerse en último término a un único nivel fundamental. Por el contrario, lo que hay es una pluralidad de perspectivas y de órdenes emergentes de la realidad, inmersos al límite en el misterio insondable, cuya comprensión adecuada nos desborda.

Las preocupaciones del autor, reflejadas en el texto, conectan con las grandes preguntas, siempre actuales. No se apoya temáticamente en las ciencias físicas, biológicas y antroposociales, sino en las diferentes situaciones de la vida cotidiana, en la que afrontamos la experiencia de incontables acontecimientos, dudas, decisiones, infortunios, éxitos, desafíos e interferencias, en el seno de unas sociedades cada día más presionadas por las megamáquinas de la globalización.

Por último, es necesario resaltar los atributos que adornan al autor y su obra: el fino sentido de la observación, el análisis, el diagnóstico y la hermenéutica; la habilidad de hacernos ver lo que pasaba desapercibido, la calidad literaria de su estilo de escritura, las impresionistas pinceladas de ironía, la honestidad intelectual que todo lo preside, y la naturalidad con que manifiesta su convicción cristiana.

Todas estas cualidades son muy valiosas, sobre todo en estos tiempos de tecnoevo desventurado, cuando tantos profesores filósofos ya no piensan, sino que vagan extraviados por el laberinto de la historia de la filosofía, o se entretienen en regurgitar pasajes de Marx, Nietzsche, Lenin, Heidegger o Derrida, o languidecen en el limbo de sus fantasías y delirios.

Recensión


Publicado 02 marzo 2021