ANOTACIÓN


El gran absurdo del ateísmo


Felipe Nicolás Mujica Johnson

Docente investigador. Facultad de Educación, Universidad Autónoma de Chile




TEMAS
ateísmo · Unamuno



Lo sabe todo,
absolutamente todo.
Figúrense lo tonto que será.
           Miguel de Unamuno

Inspirado en la sabia frase de Unamuno, en este ensayo defenderé la siguiente tesis: una persona atea es alguien que cree saber absolutamente todo, una persona sumida en la estupidez, el absurdo o el error. Sobre aquella idea, he de comenzar aclarando que en ningún momento se ha dicho sumida "absolutamente", de modo que por ningún motivo se afirma que las personas ateas no tienen inteligencia. Esa sería una interpretación errada de la tesis aportada. Por supuesto que existe gente atea con mucha inteligencia, pero lo que se plantea es que, independiente de aquello, toda la gente atea tiene también una cuota o un nivel de estupidez o falta de inteligencia. Sobre todo, en su veredicto existencialista que realiza sobre Dios o una inteligencia suprema. Por lo que a eso se refiere la tesis con la palabra "sumida".

Ahora bien, ¿por qué?, o, en otras palabras, ¿qué es lo que justifica mi afirmación? La respuesta sería la misma que en algún momento vislumbró Unamuno y tantos otros intelectuales, la cual dice que es imposible que el ser humano sepa absolutamente todo sobre la existencia. Por lo menos, con el panorama existencial que conocemos hasta la actualidad. Dicho sea de paso, hemos de saber que la gente atea, para negar razonablemente la existencia de Dios, ha de demostrar que sabe todo sobre la existencia. De lo contrario, estaría negando parte de la existencia sin siquiera tener claridad de ella. O sea, sería un charlatán que anda rechazando ideas, cerrando caminos intelectuales, sin tener suficiente conocimiento de ellos.

Alguien podría alegar que las personas creyentes hacen lo mismo que los ateos, es decir, que afirman ideas, como la de Dios, sin tener absoluto conocimiento de la existencia. Esto sería falso, ya que los ateos basan su creencia en una negación y no en una afirmación como los creyentes. En este sentido, no es lo mismo afirmar algo que negar algo. Cuando se afirma se abre un camino intelectual y no es necesario tener absoluto conocimiento de todo lo que involucra la afirmación. La afirmación sobre la existencia de Dios sería una hipótesis, de modo que corresponde a una posible verdad que, evidentemente, no puede tener un carácter absoluto hasta que sea comprobada. De hecho, esto mismo sería lo que justifica la fe de los creyentes. Por otro lado, el ateísmo, niega absolutamente aquella hipótesis sin tener conocimientos absolutos de la existencia, lo cual es absurdo, ya que se cierran a una posible verdad sin tener mayores fundamentos para ello. Pero, claro, las personas ateas más convencidas de su posición han de creer que sí tienen claridad absoluta del mundo y sus misterios. De lo contrario, no hay otra justificación para erigir una negación de tal calibre. Al no haber otra justificación y, a su vez, considerar dicha justificación, he de convenir que es un posicionamiento tonto, estúpido, malamente orgulloso y errado.


Publicado 16 enero 2021