ANOTACIÓN


¿Qué es eso del ‘judeocristianismo’?


Martín Castilla Hidalgo

Profesor universitario de Filosofía, jubilado




La expresión "judeocristianismo", de la que hoy se abusa profusamente, resulta con harta frecuencia desafortunada, pues designa referencias muy heteróclitas.

A mi juicio, eso del "judeocristianismo" hay que discutirlo. Tal como suele usarse, no es un concepto científico ni aceptable. ¿Qué se quiere decir con esa palabra? La primera vez que la oí fue a un pollo intelectualiode, que piaba contra la civilización occidental, y más tarde llegó a ser gallo y cacarear como ministro de cultura. Luego, averigüé que la cosa procedía, en su caso, de la expresión "la moral judeocristiana", pergeñada por el malhadado Friedrich Nietzsche, en un vano esfuerzo por desprenderse del complejo de Edipo respecto a su luterano padre, ya que parecía tan incapaz de despegarse de él como de su mostacho. Efectivamente aquello era un pastiche antihistórico.

Históricamente, el judeocristianismo y los judeocristianos se refieren a aquellos judíos étnicos que se habían hecho cristianos, hacia mediados del siglo I. La denominación se entiende por oposición a la de paganocristianos, o cristianos procedentes de la gentilidad. El hecho es que de aquellos derivó una rama particular, la de los judeocristianos que se separaron de las iglesias de los apóstoles, de manera que reconocían a Jesús como profeta, pero no como hijo de Dios, mantenían la observancia de la Ley mosaica, esperaban a Jesús como mesías escatológico e incorporaban de los zelotas la necesidad de la lucha armada para implantar el reino de Dios. Esta rama de judeocristianos de la antigüedad (heterodoxos tanto para los judíos como para los cristianos) pervivió durante varios siglos bajo distintos nombres (cerintianos, ebionitas, etc.). También fueron conocidos como "nazarenos": ni más ni menos que la secta judía que captó a un predicador árabe que luego llamaron Mahoma. Pero esa es otra historia.

En la actualidad, la mención de "judeocristianismo" representa un uso bastardo del que se sirve, a veces, cierta izquierda, sepa o no de qué está hablando, como arma arrojadiza en su cruzada laica contra la Iglesia y el cristianismo. Pero tampoco sigo por ahí.

Otros autores, de propensiones clericales, irenistas y seudoecuménicas, hablan de judeocristianismo aludiendo a una idílica convivencia de culturas religiosas: judíos y cristianos, primos o hermanos. Charlatanería.

Los sistemas religiosos, en cuanto sistemas semióticos autónomos, son comparables a especies biológicas. Pueden tener un antepasado común, pero sería un disparate amalgamar dos especies distintas, o confundir el género y la especie. El judaísmo actual, conocido como judaísmo rabínico o sinagogal, no es en absoluto antecesor del cristianismo, dado que se formó incluso un poco después que él, a partir del año 80. No hay ninguna unidad de especie entre el judaísmo y el cristianismo actuales. Y respecto al antepasado común, el judaísmo del Segundo Templo, desaparecido con la destrucción de este el año 70, sería un disparate clasificarlo bajo la etiqueta de "judeocristianismo".

Eso de la "moral judeocristiana" me parece una artimaña nietzscheana deleznable, un arma cargada de ideología anticristiana. Anticristiana, porque escamotea el "genoma" propiamente cristiano, por mucho que en él haya "genes" compartidos con los judíos, evidentemente. Pues, por algo análogo, nunca tendría el menor sentido hablar del homo "erectussapiens". Por lo demás, ese uso de "judeocristianos" me parece una ofensa para con los judíos, los del siglo I y los rabínicos, a los que no hay por qué endosarles ningún marchamo de cristianos.

En fin, estas son algunas de las razones por las que el término "judeocristianismo", salvo cuando se emplea en el sentido histórico propio, que ya he señalado, me parece carente de fundamento, un engendro quimérico, intelectualmente infundado, si es que no malévolo, y solo disculpable, en parte, por el desconocimiento.


Publicado 21 abril 2020